El Monstruo del Trastorno de Ansiedad Generalizada
“Me resulta imposible evitar la inquietud, y hasta tal punto es vergonzoso para mí exponerme, además de arriesgado, que al final, al bajar la vista, solo veo el vacío en mis pies; no una reserva de fuerza interior o apoyo exterior capaz de sostenerme, sino un largo abismo sin ninguna red para detener mi caída.”
“Cada día estás a mi lado. No como el amigo fiel o amiga que está contigo, en los buenos y en los malos momentos. Llegué a la adolescencia y te adueñaste de mi corazón. Te burlabas de mí. Daba igual, lo que hubiera estudiado para el examen de ciencias, matemáticas o la actividad que me apeteciera hacer. Conseguías, que mi corazón, pareciese que se saliera de mi pecho. Hacías, que ojos se nublaran, como si frente a ellos, hubiera nubes de algodón. La boca, reseca. Como si medio del desierto, me estuviere. La mente encerrada, con un candado, dónde alguien había tirado la llave, en un pozo, demasiado profundo, donde mis pensamientos, quedaban anulados. Mis notas académicas no paraban de bajar. No porque no estudiara, la presión del tiempo, me ahogaba, en mi propia ansiedad. Les expliqué a los profesores lo que me pasaba. Todos, muy comprensivos, me dejaron repetir los exámenes sin tiempo, como excepción. Eran los finales y entendieron, que quizás, la separación de mis padres, en esos momentos, me habían jugado una mala pasada. Pero la verdad, es que no fue algo temporal. Los meses iban pasando y el dueño de mi corazón se estaba convirtiendo, en el dueño, de mi vida entera. Opté por estudiar Imagen y Sonido. Un grado medio, que no requería mucho estrés. Pero la realidad, es que todo a mi alrededor, se había convertido en un problema. Me daban palpitaciones, me sudaban las manos, me quedaba bloqueada mentalmente. A veces, incluso, temblaba y por mucho que me esforzara, terminaba diciendo que no a todos mis planes de trabajos en grupo, salidas con amigos, etc. Pasaba el rato, viendo la televisión con mi madre. Si se me ocurría, explicárselo a mi padre, me diría que eran cosas de gente débil, en fin… Mi vida fue empeorando. Dejé el ciclo formativo y me quedé sin amistades. Llegó un punto, en que mi enemiga y yo, éramos viejas conocidas, puesto que yo viva centrada en ella y su sintomatología. Seguramente, os preguntaréis el porqué… Me tenía en sus manos, dominada y bloqueada. Siempre estaba pensando, en esas aceleraciones de corazón, cualquier día, me iba a dar un ataque de miocardio. Pero, ¿total? ¿Qué más daba? Con el tiempo mi soledad, mi enemiga y yo habíamos aprendido a morir en vida. El mundo estaba muy lejos de nosotras. Primero, se había adueñado de mi corazón y después de todo mi ser.
“Cada mañana tienes dos asas, podemos tomar el día por el asa de la ansiedad o tomar el día por el asa de la fe”
¿QUÉ LE PASABA A NUESTRA PACIENTE?
Nuestro caso clínico describe, durante todo el relato, de que hay un “ladrón” que se hace dueño de su corazón y que, por tanto, controla sus palpitaciones. En este caso concreto y en clínica le llamamos Ansiedad. Si nos fijamos, la persona nunca deja de vivir con esta ansiedad difusa. En consecuencia, y en según todo el patrón de sintomatologías que presenta, nos encontramos ante un Trastorno de Ansiedad Generalizada.
¿QUÉ ES EL TRASTORNO POR ANSIEDAD GENERALIZADA?
Las personas que padecen este tipo de trastorno, se caracterizan, principalmente, por estar siempre preocupadas.
Las preocupaciones pueden ser muy variadas y situadas en diferentes tipos de circunstancias vitales.
Es un tipo de trastorno que deja, por decirlo de alguna manera, muy “agotada” a la persona, ya que presenta una fuerte carga emocional y cognitiva (procesos mentales).
Cuando se les pregunta, qué es lo que les provoca la ansiedad en sí, les cuesta mucho concretar en uno o incluso varios temas. Las ideas de preocupación suelen ser difusas. Por esa misma razón, se habla de ansiedad difusa.
¿CUÁNTO TIEMPO HA DE PASAR PARA QUE SE CONSIDERE TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA?
Estas precauciones difusas de ansiedad deben perdurar como mínimo 6 meses.
¿QUÉ TIPO DE SÍNTOMAS PUEDEN IR ASOCIADOS?
Las personas que lo padecen suelen expresar numerosos síntomas somáticos como tensión motora, temblores y fatiga.
También síntomas relacionados con el estrés como dolor de cabeza, hipertensión arterial, colon irritable, trastornos gástricos, insomnio, manos frías y pegajosas, boca seca, sudoración, náuseas, diarreas, polaquiuria (necesidad de orinar muchas veces, pero la cantidad acostumbra a ser por debajo de lo normal), problemas para tragar.
Síntomas relacionados con los procesos mentales como dificultades para concentrarse, inquietud, o irritabilidad por temas menores.
En rasgos generales, podemos hablar de 4 grandes grupos:
Muchas veces el hecho de estar constantemente en estos estados, provoca que nuestro cuerpo segregue mucho Cortisol (hormona esteroidea que aumenta, fabricándose sobre todo en la glándula suprarrenal del cerebro y cuando aumenta el estrés genera depresión y malestar) y al mismo tiempo al disminuir la fabricación de la Serotonina (neurotransmisor relacionado con el bienestar) tenemos todos los ingredientes, desgraciadamente, para aumentar las probabilidades de una depresión.
Desgraciadamente, hay bastantes personas con Trastornos de Ansiedad Generalizados, que a lo largo de su vida, pueden sufrir algún episodio de depresión, ya que la ecuación habla por sí misma:
(+Cortisol) y (- Serotonina)= Posible Depresión
¿PUEDO TENER YO TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA?
Es un tipo de trastorno, que suele diagnosticarse en la adolescencia, hacerlo antes es prematuro y puede ser erróneo. Aunque sí que es verdad, que la mayoría de las personas, cuando les preguntas, te comentan que recuerdan haber vivido siempre, con esta ansiedad.
Es un tipo de trastorno donde más del 70% suele ir acompañado de alguna otra enfermedad de tipo mental. Sobre todo, las que se refieren al estado de ánimo, como puede ser: Depresión (como hemos mencionado anteriormente) o inclusive con otros tipos de trastornos de ansiedad como:
- Ansiedad con Trastorno de Angustia
- Ansiedad con alguna Fobia Específica
- Ansiedad con Fobia Social
- Ansiedad con Abuso de Substancias (alcohol, sedantes o ansiolíticos).
¿CÓMO SE PUEDE CURAR?
Actualmente, desde mi humilde opinión, creo que la psicoterapia que ayude a la persona a tener unas pautas de rutinas lo más equilibradas posibles, puede ser muy positivo. Es la mejor opción y prevención. Entre ellas, aparte de llevar una vida saludable, está sin duda la importancia de realizar ejercicio físico. Se ha demostrado que el deporte, mejora nuestra actividad cognitiva (ayuda a que pensemos con más claridad y agilidad mental), disminuye nuestra adrenalina (sensación de ansiedad y/o nerviosismo) y aumenta nuestra capacidad de bienestar (aumentando las endorfinas y la serotonina) y si no se realiza a horas tardías, mejora nuestro ritmo circadiano, ayudándonos a dormir mejor.
Respecto al tratamiento farmacológico, el cual suele mediante benzodiazepinas o inclusive, bajas dosis de antidepresivos. Las benzodiazepinas son medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso central, teniendo, principalmente, un efecto tranquilizante, hipnótico e incluso, sedante. Con el objetivo principal de aliviar la ansiedad, los espasmos musculares e incluso, si se tuvieran, las convulsiones. Algunas de las más comunes son el valium, trankimazin, lorazepam, etc. El problema de las benzodiazepinas es que, a corto plazo, quitan la ansiedad, pero crean un efecto de tolerancia muy grande (cada vez necesitas más para sentirte igual) y de dependencia (cuesta mucho dejarlas, ya que el cuerpo y la mente se adapta muy fácilmente).
En resumen, considero como psicóloga, que ante una crisis muy puntal de ansiedad, puede ser necesaria la toma a muy corto plazo de benzodiazepinas, pero debería ser la línea de trabajo principal para este tipo de trastorno, debido a los problemas y efectos secundarios que ocasionan a largo plazo.
Considero que la Terapia Cognitivo-Conductual enfocada a trabajar:
- Reestructuración Cognitiva: Procesos de psicoterapia en que se identifican los pensamientos erróneos y que provocan ansiedad y se substituyen por otros más sanos y adaptativos.
- Relajación: Aprender a respirar correctamente y a saber dejar la mente en blanco para relativizar los problemas (entre otras muchas cosas), puede ser de gran ayuda.
La combinación de estas técnicas, junto con el ejercicio físico, han deducido, estudios suficientes, para saber que da buenos resultados, aunque quizás, no tan espectaculares como nos gustaría. El hecho de que el foco de la ansiedad sea tan difuso, dificulta el trabajo terapéutico y es evidente que es una enfermedad en la que el sufrimiento del paciente puede ser elevado. El cuál, en casos agudos, se ve incapaz de seguir con su vida cotidiana con normalidad, sin tener la sensación de estar “sufriendo” constantemente.
¿QUÉ PASARÁ EN EL FUTURO?
Los resultados de los investigadores no son lo que se quisieran para el Trastorno de Ansiedad Generalizada y más con la alta comorbilidad que tiene con otros trastornos. Recordando, al mismo tiempo, su alta relación con el abuso de substancias. La psicología es una disciplina relativamente joven y la psiquiatría referente a esta enfermedad, también. Hay que seguir trabajando en ello hasta encontrar una solución. La mente puede ser muy compleja, pero eso no significa que las enfermedades mentales sean incurables, solamente, que hay más camino por recorrer y alcanzar las respuestas necesarias ante las dificultades del camino.
Como decía el ex Senador de la República Francesa, Víctor Hugo: “Soñar, anhelar y mantener viva la ilusión son ingredientes esenciales de la ilusión. Gracias a ellos, visualizamos lo que esperamos del futuro y trabajamos en ello para alcanzarlo.“