El fantasma de la depresión
“Hoy creo que debemos estar en el mes de marzo. En mi mente una voz me taladra. Desgraciadamente otro día más en el que aguantar dentro de mi cuerpo.
Los primeros rayos de sol entran por la ventana. Quizás hará aproximadamente un año que mi cuerpo desgastado y cansado se abandonó a ella. Exclamo a voces el nombre de mi hermana, un par de veces que por favor baje la persiana.
Actualmente, todo signo de vida me molesta. Me trae las tres primeras pastillas del día: un antidepresivo, un calmante para elefantes para que no me haga daño y una pastilla de litio para potenciar el antidepresivo.
Ha pasado un año y seguimos con las mismas pastillas, pero no con la misma sintomatología. Me paso el día en cama en un estado somnoliento, mi hermana va entrando para mirar que no me haga como dice ella: ninguna “tontería”. Yo, como siempre, hago ver que no la veo e intento ignorarla, porque bien sabe Dios que le tiraría lo primero que tenga a mano cuando me sueltas sus “inspiradoras charlas” sobre mis tonterías. Al cabo de un rato de estar sumergida en mi oscuridad, llama mi madre. Os describiré un poco cómo es mi madre para que entendáis el “cuadro sistémico y totalmente disfuncional” en el que me encuentro. Mi madre es la típica divorciada que devora los libros de autoayuda y que se piensa que en esta vida hay que ser feliz sí o sí y que si no lo eres, entonces, toca aparentarlo. Una vez por semana, no más toca recibir su llamada, desde que me diagnosticaron la depresión no ha pisado la casa, todo hay que decirlo, ahora, mandarme libros de autoayuda, todos los que quieras. Sus llamadas son un monólogo con ella misma:
– ¿Sigues igual Aitana? ¡¿Ya va siendo hora que te levantes de la cama, que, si todos hiciéramos lo que tú haces, de qué serviría la fuerza de voluntad?! Es que ya me ha contado tu hermana que solamente te levantas de la cama para ir al baño. Que eres incapaz de lavarte los dientes, ducharte, vestirte, vamos, etc. ¡Vamos! Las cosas más básicas de cualquier ser humano. Bueno, yo como no quiero molestarte, ya te volveré a llamar. Y cada semana es lo mismo, como si ya no tuviera suficiente en llevar la vida sobre estos huesos que cada día me pesan más y me hacen sentir más culpable por estar enferma. Y es que en realidad siento mucha rabia en mi interior, que no sé cómo sacar… Estoy haciendo daño a mi hermana y a las personas que me quieren porque por mucho que lo intentan no entienden mi enfermedad y veo que con esta medicación tampoco se está solucionando. A veces para sacar la rabia me hago cortes, me ayudan también a sentirme menos culpable y sacar toda la agresividad y rabia que tengo contra mí y no puedo canalizar. Pero hay que ir con mucho cuidado, no se puede “bailar con la muerte”, si te cortas donde no debes todos sabemos lo que pasa. ¿Pero al mismo tiempo, vamos a ser sinceros, yo ya no quiero esta vida y mi hermana debe de estar realmente agotada, de tener que estarme vigilando siempre de que no me haga heridas o” tonterías”? Como dice ella, quizás les haría un favor a todos… Uy estoy entrando en zona de peligro, me acuerdo de la terapeuta psicológica que solamente he empezado a ver hace 2 semanas, que cuando esto me pasara tenía que llamar al 024.
El 024 es un número de atención al intento suicida. Atendida por psicólogos especialistas, me calman y me hacen reflexionar sobre el daño que haría a los demás que están luchando por mí si ya no estuviera y que creen, por lo que les he contado, que mi tipo de depresión tiene salida. Me comentan que porque no pido una visita urgente con mi psicólogo. Esta vez me siento muy mal, soy un lastre para todos, ¿por qué no he podido pensar todo esto por mi cuenta? No estoy dejando vivir tranquila a mi hermana. Mi pareja me dejó por qué no entendía que no pudiera levantarme de la cama y encima que me fuera hinchando como un globo, no contribuyó en nuestra depresión. Mis amigas han desistido. Ya no llaman, dejé de cogerles el teléfono hace mucho tiempo. Aitana eres lo peor. Mi hermana esconde los cuchillos, pero no me hacen falta para aliviar mi dolor, cogeré una cuchilla del baño y ya está. Esta vez se me ha ido de las manos. La herida que me he hecho en la pierna es más profunda de lo que pensaba, suerte que mi hermana no está en casa: presionar con gasas, betadine y cristalmina… Uf ya deja de sangrar. Me tomo un par de valiums con un poco de tequila… Ahora estoy más tranquila, voy a llamar al psicólogo y a contarle todo. Hablo con Él y lo primero que me pregunta es que, si creo que mi vida peligra, le digo que no, pero que tengo muchos sentimientos de culpa. Me expresa que son “falsos sentimientos de culpa” y hace una equiparación interesante, ¿me dice si tuvieras mal el hígado te sentirías culpable si te tuvieran que cuidar? Y le respondo que no, entonces él me dice: pues no puedes sentirte mal porque la química de tu cerebro no funcione bien. Y en verdad tengo que decir que tiene toda la razón. En segundo lugar, me comenta que si llevo un año con un antidepresivo que no me ha realizado efecto, como es que no me lo han cambiado. Estoy tan mal, que ni me había percatado de ello. Hablo con el psiquiatra y se niega a realizar un cambio de medicación, así que busco, con la ayuda de mi hermana, otro psiquiatra. De hecho, ella me lo busca. Realizamos una visita urgente con el doctor e inmediatamente me cambia la medicación. Nos comenta que si a los 6 meses máximo no se nota un cambio más que notable, se debe realizar un cambio.
Han pasado 6 semanas, con la nueva medicación y terapia psicológica cognitivo-conductual marcando micro objetivos, me siento algo mejor. Me falta un largo camino por recorrer, pero al menos ahora tengo esperanza, algo que antes no sabía ni lo que era. Algún día empiezo a disfrutar de algún rayo de sol que suavemente me acaricia en la cara o una pequeña sonrisa que dibuja en mi cara, empiezo a dar gracias a dar gracias a la vida por esta nueva oportunidad, aunque el fantasma de la depresión está todavía junto a mí.”
EXAMINANDO EL CASO DE DEPRESIÓN DE AITANA
El caso de Aitana se diagnosticaría como un caso de Depresión Mayor Exógena, es un trastorno psiquiátrico de alta prevalencia que afecta entre el 10%- 25% en mujeres y en hombres entre un 5%- y un 12%. Nunca se debe ignorar que una persona que diga que no quiere levantar de la cama. Puede ser el iceberg de una depresión realmente grave.
SINTOMATOLOGÍA:
- Tristeza profunda sin causa
- Pérdida de interés en todo lo que le rodea e inclusive disminución de la lívido
- Los cuidados básicos como el aseo personal, vestirse, etc. Pueden descuidarse totalmente
- Sensación de fatiga y pérdida de energía
- Falsa culpabilidad de inutilidad
- Fuertes pensamientos de muerte (el psicólogo y la familia siempre deben averiguar sobre la ideación suicida, ya que el suicidio se produce en el 15% de los casos.)
- Bradipsiquia: Pensamiento lento, dificultades para tomar decisiones o concentrarse,
- Insomnio
- Enlentecimiento motor
- Pérdida o aumento de peso
TRATAMIENTO
Según mi experiencia ante un trastorno Depresivo Mayor si hay ideación de suicidio desgraciadamente lo mejor es el ingreso en un centro especializado.
Si la ideación suicida es solamente una ideación no resolutiva, se puede optar por un modelo multidisciplinar.
MODELO MULTIDISCIPLINAR
En este caso trabajaríamos sobre dos ejes: el psicológico: modelo cognitivo-conductual y el psiquiátrico.
Respecto al modelo cognitivo-conductual, la depresión se considera un trastorno del pensamiento donde los procesos cognitivos (mentales) son importantes para el origen, mantenimiento y recuperación de la depresión.
La Terapia Cognitiva de Beck, por ejemplo, donde la persona debe aprender a detectar los pensamientos negativos automáticos y substituirlos por otros más positivos y realistas. Reconocer las cualidades personales para poder aumentar la autoestima y en conjunto encontrar la respuesta mediante los recursos adecuados para hacer frente a la enfermedad.
Como hemos mencionado anteriormente, una depresión mayor siempre irá acompañada de un tratamiento médico controlado por un psiquiatra.
Actualmente, se trabaja mucho con los ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina) fármacos como la Paroxetina o la Fluoxetina que básicamente se encargan de anular algunos receptores de la recaptación de la serotonina para que haya más cantidad en el cerebro. Recordemos que la serotonina es la hormona del bienestar y, por tanto, si todo va bien, junto con la terapia psicológica, la depresión irá remitiendo.
Es importante tanto para los cuidadores como para la persona que lo padece recordar que no hay una fórmula mágica. Contar con buenos profesionales y un apoyo familiar sano es básico y sobre todo entender que es una enfermedad y que es grave, pero que en ningún momento hay que perder la esperanza.
“Nunca pierdas la esperanza. Las tormentas fortalecen a las personas y nunca duran para siempre. (Roy T. Bennett)” Share on X